Mi sobrina ya creció y me dio varios peluches para deshecharlos, pero se me ocurrió una idea mejor, repararlos. Nunca lo había hecho pero las ganas de hacer feliz a otro niño me dieron la idea y las herramientas para llevar a cabo el proyecto. Eran tres: Una osa sin ojos, un oso pequeño con el cuello roto y esta peluche de color rosado que tenía todo el cuello descosido. Reparé los tres, pero solo se me ocurrió hacer el paso a paso con esta que les doy a conocer.
Suturando la herida...ja, ja, ja.
Ya por terminar la sutura.
Cirugía plástica. Le estoy colocando un bello encaje que disimulará todo.
Miren como quedó la princesa rosa.
Esta es la hermosa osa que les conté, solo que no se veía tan linda porque no tenía ojos.
Aquí le hicimos un close up después de su cirugía. Noten que con un par de cucharillas de postre plásticas, hicimos el milagro. Recortas las cucharillas, marcas la zona que vas a pintar en negro. Cuando se seca la pintura le haces los puntos de luz en blanco y luego cubres toda la superficie con barniz de uñas. Después pegas los ojos al peluche. Yo lo hice con silicón caliente. El resultado es maravilloso.
Esta ternura de oso, que casi quiero dejar para mí, tenía desprendido todo el cuello y un bracito. Un par de canciones para anestesiarlo y luego lo suturé o cosí como hice con el peluche rosa. Para finalizar le hice un elegante pañuelo de cuadros ¿No es una ternura?
Hacer felices a tres niños en Navidad... eso no tiene precio.