An afternoon with Violet (English/Spanish)

Una tarde junto a Violeta (Ingles/Español)

Un saludo amistoso queridos Hivers, hoy me he tomado mi tiempo para cambiar las cuerdas de mi guitarra, también la he limpiado un poco. Violeta, ese fue el nombre que escogí para ella, un pequeño y amoroso tributo a la grandísima Violeta Parra, que en vida nos regalo composiciones increíbles y toda una filosofía en torno a la música y la cultura popular. Después de una tarde trabajando con ella, ha quedado muy hermosa y con un sonido mucho más limpio y agradable, pero como me tome mi tiempo para realizar esta tarea, también pude pensar en varias cosas. Hacía tiempo que no le ofrecía ninguna atención a mi querida Violeta ¿Cómo es posible que lo postergara tanto?

La vi allí, con el diapasón ennegrecido por el polvo y el óxido, las cuerdas casi deshechas, marcas de las que dejan los insectos cuando se posan y en algunas partes, donde por lo general se apoya el brazo, con una masa pegajosa provocada por el polvo y el sudor. Esto me entristeció un poco, creo que cuando me olvide de ella, también me olvide un poco de mí, supongo que mi estado de ánimo no ha estado muy bien en los últimos dos años.

Cuando en mi país, Venezuela, la situación empezó a ponerse difícil, algunos nos olvidamos de ciertas cosas. Y es que nos han dicho tantas veces que el dinero no compra la felicidad, que durante un tiempo me lo creí, pero ¿qué pasa cuando el dinero no te alcanza para comprar un par de zapatos y tienes que pasar dos años caminando largos trayectos con los zapatos rotos, tomando pastillas por las noches para que el dolor te deje dormir y para aguantar la caminata del día siguiente? ¿Qué pasa cuando no sabes si te alcanzara para comer durante esa semana? ¿Qué pasa cuando no tienes para comprar una camiseta y tiene que salir a la calle todos los días con la mismas tres prendas repetidas?

Esas son circunstancias que no te dejan pensar bien, que no te dejan sentir ganas de salir, a veces ni de levantarte de la cama. Pero así vivimos algunos, que tal vez fuimos afortunados, porque siempre he pensado que hubo gente en peores circunstancias; así nos paramos de la cama y seguimos enfrentando la vida. Hoy la hermosa Violeta me hizo pensar en esto porque, al igual que yo, ella nunca se detuvo, así anduvo conmigo llevando música a diferentes comunidades, del norte al sur, del este al oeste en toda mi provincia, Violeta aventurara.

Y mientras mis zapatos se desgastaban y los pies me dolían, a ella se le pasaba con sus cuerdas, un sonido disonante a partir del cuarto traste hablaba por ella, hablaba de su dolor en cada pisada de mis dedos sobre sus cuerdas. Creo que de manera inconsciente deje que le doliera, así como me estaba doliendo a mí. Hoy cuando la vi limpia y con sus cuerdas nuevas la mire me pregunte ¿será que estamos cambiando?

Este año después de muchos, gracias a Hive, pude comprarme un par de zapatos nuevos, luego me compre otros, mis pies lo han agradecido, ya no tengo que aguantar el dolor antes de poder quedarme dormida. También me he comprado unas cuantas franelas y pantalones, me veo bien, pero sobre todo me siento bien; ya no tengo que remendar mi pantalón roto todos los días antes de salir, ni preguntarme hasta cuando aguantara la tela antes de romperse definitivamente.
Vi en Violeta un pedacito de mi misma, adolorida pero paciente; ahora renaciendo en su propia música proyectada; Los instrumentos se parecen a nosotros, pienso. En el escrito “A dos voces” Eduardo Galeano nos habla de Violeta parra y su íntima relación con la guitarra, reza así:

“La guitarra tenía un agujero en el pecho.
Ella, también.”

source/fuente

Veo a mi Violenta y pienso en su íntima relación conmigo, las dos también tenemos ese agujero y sin embargo seguimos cantando. En los próximos días tendré que llevar a Violeta a un Luthier que reviso su cuerpo, su voz y le ofrezca las atenciones que yo no puedo darle. Pero ya lo hemos vivido todo juntas y nadie borrara esas memorias, espero no volver a abandonar a Violeta, para que nunca calle su canto de vida, para que no nos callemos ninguna de las dos.